Carlos Cruz-Diez, un genio del arte óptico mundial

Carlos Cruz-Diez, genio del arte óptico mundial, es uno de los artistas contemporáneos más universales de Venezuela. Hurgó en la física del color para crear juegos donde ciencia y arte desafían la visión. Para el maestro, que murió el 28 de julio de 2019 a sus 95 años, “la vida es un proyecto”. Siempre tuvo uno entre manos

En el año de 1978, Cruz-Diez, junto a Jesús Soto, Gego y Mercedes Pardo realizaron unas serigrafías sobre seda que, bajo el título “La mano”, la seda, el color-Taller Cobalto, se muestran en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Exhibe en la galería madrileña Aele. También participa en la II Bienal de La Habana, de 1986, como invitado de honor con cinco obras (cuatro Fisicromías y un Color aditivo). Recibe la Orden de las Artes y las Letras de Francia en grado de Oficial.

Para 1989 se publica en Caracas la primera edición de Reflexión sobre el color. En 1991 elabora Fisicromía para Madrid, escultura de 2 x 40 metros para el Recinto Ferial Juan Carlos I, Madrid. Con Experiencia cromática aleatoria interactiva (1995) comienza a utilizar la tecnología digital en sus obras.

Mientras que, en 1997 es nombrado Presidente y miembro del Consejo Superior de la Fundación Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez, en Caracas. Dos años después, se instala en La Habana su primera y única escultura, Inducción cromática para La Habana, con motivo del cuadragésimo aniversario de Casa de las Américas.

En los años siguientes, recibe la Orden de Comandante de las Artes y las Letras de Francia (2002) y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar de Caracas (2006). Pero un año atrás, específicamente en el 2005 su familia crea la Fundación Cruz-Diez, institución dedicada a la conservación, desarrollo, difusión e investigación de su legado artístico y conceptual.

Del 27 de marzo al 20 de agosto de 2007 se presenta en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) la exposición “Los Cinético” que ofrece una visión transhistórica del cinetismo y acentúa la relevante aportación de los artistas latinoamericanos.

Para esta muestra, Cruz-Diez presenta en la plaza del museo una Cromosaturación, una Inducción cromática y una Cromointerferencia mecánica. La muestra itinera al Instituto Tomie Ohtake, de São Paulo, donde recibe el Gran Premio de la Crítica otorgado por la Asociación de Críticos de Arte.  En 2008 realiza una exposición individual en la Society of Americas (Nueva York), bajo el título formed by Color.

Claudio Antonio: Carlos Cruz Diez cuestionó su trabajo en El Nacional por lo que lo llevó a interesarse por la fenomenología del color

Carlos Cruz Diez, para el año de 195, contrajo matrimonio con Mirtha Delgado y durante ese tiempo trabajó como ilustrador para el diario El Nacional, en Caracas. Se cuestionó su propio trabajo dentro de la figuración y comenzó a interesarse por la fenomenología del color.

Es por eso que laboró en varios proyectos para murales en exteriores, en los que jugó con el color, la sombra y el reflejo. En 1955 realizó una exposición individual en el Museo de Bellas Artes de Caracas (MBA) bajo el título Carlos Cruz-Diez.

Durante un año, fijó su residencia en Masnou (Barcelona) y desde allí viajó a París y visitó a su compatriota Jesús Soto, que ese mismo año de 1955 participaba en la mítica exposición “Le Mouvement”, en la galería Denise René. En 1956 expuso en la galería Buchholz, en Madrid.

Para el año de 1957 regresó a Venezuela y fundó su propio taller de artes gráficas y diseño industrial. Se interesó por fenómenos de la percepción óptica y estudió las investigaciones que sobre el color habían desarrollado Isaac Newton, Johann Wolfgang von Goethe, Josef Albers, Piet Mondrian, Kasimir Malevich y otros.

Al año siguiente, se convirtió en director adjunto y profesor de la Escuela de Artes Plásticas de Caracas.

En 1960 efectuó una exposición individual en el Museo de Bellas Artes de Caracas, donde presentó por vez primera las Fisicromías.

Del catálogo de esta muestra son las siguientes reflexiones del artista: “Partiendo del proceso aditivo, he tomado el rojo y el verde como únicos colores primarios, el blanco como fuente de luz o color con más poder reflectivo y el negro como negación de la luz. Esta gama aplicada sobre un plano único produce una mezcla aditiva de colores que, en realidad, no han sido aplicados. Resulta, pues, un color virtual o subjetivo”.

Más tarde,  se trasladó a París, donde fijó su residencia definitiva.