Jesús Soto, venezolano conocido como el precursor del arte cinético

Claudio Antonio: Jesús Soto, venezolano conocido como el precursor del arte cinético

Considerado el precursor del arte cinético, el gran maestro Jesús Soto centró su búsqueda en el constante movimiento, lo que le llevó a desafiar las posibilidades perceptivas del ojo humano. 

Con la intención siempre manifiesta de involucrar al espectador en sus obras, trabajó desde sus comienzos en la década de los años 1950 en los efectos dinámicos logrados a partir de diversos materiales bidimensionales superpuestos, hasta encontrar en sus inmensos penetrables la posibilidad de sumergir al público en una experiencia viva.

Claudio Antonio: Jesús Soto, venezolano conocido como el precursor del arte cinético

En 1947 el pintor y escultor venezolano finaliza sus estudios y es nombrado director de la Escuela de Artes Plásticas de Maracaibo. Tras presentar en el taller “Libre de Caracas”, que se convirtió en su primera exposición individual, reveló cierta afición por la geometrización de las formas y la influencia de Paul Cézanne.

En 1950 decide mudarse a París, donde comienza a incursionar en la repetición sistemática de unidades formales. A través de la utilización de plexiglás para superponer los elementos, realiza sus primeras obras compuestas. 

Cinco años más tarde presenta junto a Yaacov AgamPol BuryAlexander Calder, Marcel DuchampJean Tinguely y Víctor Vasarely la exhibición “Le Mouvement” (El Movimiento) en la Galerie Denise René de París, marcando el punto de partida del arte cinético.

Con una permanente inquietud por relacionar los materiales con el espacio, desde 1958 comienza a realizar su conocida serie de “vibraciones”, compuestas por varillas metálicas suspendidas que interactúan con los distintos fondos. 

Hacia 1967, sus muros vibrantes dejarán lugar a los penetrables que, sin conocer fronteras, llegan a ocupar hasta 400 metros cuadrados, Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris – 1969. En estas obras, apuesta a un concepto espacial de totalidad que requiere la translación del espectador para lograr una experiencia dinámica.

Claudio Antonio: Jesús Soto, venezolano conocido como el precursor del arte cinético

Llega la década de los años 70 y con ella el venezolano continúa con la línea de sus investigaciones plásticas. Incursionó con varillas en forma de “T” que entran en interacción con las líneas de sus fondos, inaugurando la serie de obras “Tes”. Durante las décadas del 80 y 90, Soto investigará también la ilusión del movimiento a partir del uso de cuadrados monocromáticos flotando sobre el espacio.

Entre la gran cantidad de reconocimientos que recibe en vida, el gobierno francés lo distingue en 1968 con la insignia Caballero de las Artes y las Letras. Por su parte, la UNESCO le otorga la medalla Picasso por considerar que su obra ha servido para acercar a los países del mundo.

En 2006 llega por primera vez a Buenos Aires la muestra “Jesús Rafael Soto. Visión en Movimiento”, que reúne en las Salas de Fundación Proa su más destacada selección de obras entre 1950 y 1999.

Claudio Antonio: Jesús Soto, la historia de sus inicios

Jesús Rafael García Soto fue un artista venezolano, quien es reconocido como uno de los máximos exponentes del arte cinético gracias a su constante búsqueda del movimiento en las obras que realizaba, lo que le llevó a desafiar las posibilidades perspectivas del ojo humano.

Nacido en Ciudad Bolívar el 5 de junio de 1923, su padre era músico de profesión y su madre ama de casa. Su familia era numerosa, pues en su casa vivían sus padres, cuatro hermanos pequeños, la abuela y algunas tías de su madre.

Su talento comenzaba a sobresalir desde pequeño, a sus 5 años de edad empieza a dibujar y sus primeros colores se los consiguió su abuela en la casa de una familia adinerada; al ser su familia muy pobre no tenían dinero para comprarlos y solo se conseguían en la capital. En el año 1929 comenzó sus estudios de la primaria, convirtiéndose en uno de los alumnos del reconocido poeta Luis García Morales.

En 1934 su madre lo inscribe en el instituto “El Colegión” ubicado cerca de la Casa del Congreso, allí cursa primer grado como un alumno de buenas notas, pero termina suspendiendo los exámenes de fin de año debido a las matemáticas. Para abril de 1935 decide regresar a Ciudad Bolívar donde logra obtener por un examen su título de graduado con altas calificaciones sin haber aprobado primer año y sin cursar el segundo.

Con el pasar de los años, obtiene una beca otorgada por el estado Bolívar para estudiar en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas en 1942, a la que ingresa en septiembre de ese año y donde sigue los cursos de arte puro y los de historia del arte.

Soto se convierte en discípulo de Antonio Edmundo Monsanto, quien obtuvo revistas y libros extranjeros para la escuela, así como reproducciones y grabados de arte moderno, que fueron la principal fuente de información de los estudiantes.

Entre sus compañeros conoce a Carlos Cruz DiezAlejandro Otero y a Pascual Navarro. En esta primera época, su pintura estuvo influenciada por Paul Cézanne, a quien estudia a partir de reproducciones. Sus paisajes y naturalezas muertas muestran su inclinación hacia el cubismo, interesándose por lo constructivo y apreciando el paisaje venezolano en grandes planos.

Ésta es una de las obras más emblemáticas del artista venezolano: La Esfera de Soto, ubicada en la autopista Francisco Fajardo en Caracas

En 1943 su tío fallece y es avisado para que fuera a ocuparse de su familia que se ve obligada a vender la hacienda. Su profesor Antonio Edmundo Montsanto escribe una carta donde considera que sería “muy lamentable que un muchacho, apenas comenzando sus estudios, tenga que abandonarlos”. Finalmente la esposa de su tío se encarga de los hermanos y gracias a ello, Soto regresa a Caracas al mes siguiente.

Soto tuvo una vida en la que desarrolló su pasión por el arte logrando cautivar el mundo y conseguir el reconocimiento internacional. Murió el 5 de enero de 2005 en París, dejando un gran legado.